Contar historias es un arte. En realidad, es el arte de mostrar más que de contar. Durante cientos y cientos de años, contar historias ha sido la forma en que las culturas compartían valores, creencias, sabiduría e ilustraban cómo y por qué cambiaba la vida.
A través de personajes atractivos, su contexto y conflicto, decisiones y valores, la narración genera una historia estructurada en la que los protagonistas necesitan profundizar y tomar decisiones difíciles o a superar desafios. El objetivo final es unir una idea con una emoción que inspire y motive al público a actuar.
Para desarrollar tu historia, te guiaré para definir:
Storytelling puede ayudar a tu organización a transmitir normas y valores que generen una comprensión comun de su misión y visión. Storytelling puede ayudar a tus equipos a “desaprender” y repensar por qué y cómo realizan sus actividades,, alejarse de lo que se hace y se dice automaticamente, y abrirse a nuevas perspectivas. Finalmente, storytelling puede generar una conexión emocional con el público meta de tu organización, expandiéndose desde la mente al corazón, que les lleve a actuar de manera diferente.
Mi hija tenía dos meses cuando llegamos a Guatemala. No conocíamos a nadie y yo no estaba acostumbrada a estar en casa lidiando con un bebé adorable pero que lloraba sin parar. Extrañaba mi trabajo, mis amigos y mi vida independiente. Quería escapar. Una tarde de domingo en la oscuridad del atardecer de la ciudad de Guatemala estaba visitando una librería local a la vuelta de la esquina de mi casa. Rodeada de hermosas portadas de libros e historias de autores desconocidos que parecían pedir ser descubiertas, sentí pena de mí misma. Mientras esperaba mi turno para pagar, levanté la vista por encima de la caja. Un pequeño trozo de papel en el tablero de anuncios parecía tener un foco iluminado. Decía: Curso de escritura creativa. Fecha de inicio 6 de marzo de 6 a 9 pm”. Era el día siguiente.
Recuerdo ese instante como el “momento Ajá” que marcó un punto de inflexión en mi vida que me reconectó con una pasión infantil: la escritura creativa. Al poco tiempo me uní a un grupo de escritura llamado “La fábrica de cuentos” (ENLACE ) que me proporcionó la oportunidad de publicar mis primeros tres libros infantiles y me dio la libertad de elegir un estilo informal, humorístico e imaginativo para compartir mensajes educativos.
Mi hija tenía dos meses cuando llegamos a Guatemala. No conocíamos a nadie y yo no estaba acostumbrada a estar en casa lidiando con un bebé adorable pero que lloraba sin parar. Extrañaba mi trabajo, mis amigos y mi vida independiente. Quería escapar. Una tarde de domingo en la oscuridad del atardecer de la ciudad de Guatemala estaba visitando una librería local a la vuelta de la esquina de mi casa. Rodeada de hermosas portadas de libros e historias de autores desconocidos que parecían pedir ser descubiertas, sentí pena de mí misma. Mientras esperaba mi turno para pagar, levanté la vista por encima de la caja. Un pequeño trozo de papel en el tablero de anuncios parecía tener un foco iluminado. Decía: Curso de escritura creativa. Fecha de inicio 6 de marzo de 6 a 9 pm”. Era el día siguiente.
Recuerdo ese instante como el “momento Ajá” que marcó un punto de inflexión en mi vida que me reconectó con una pasión infantil: la escritura creativa. Al poco tiempo me uní a un grupo de escritura llamado “La fábrica de cuentos” (ENLACE ) que me proporcionó la oportunidad de publicar mis primeros tres libros infantiles y me dio la libertad de elegir un estilo informal, humorístico e imaginativo para compartir mensajes educativos.
10 years and Mexico passed between Guatemala and Sri Lanka. During this period, my storytelling was very quiet overtaken by the technical production of my doctoral studies. It seems that I have now arrived at an oasis where I have the physical and the mental space for my imagination to fly again. Inspired by the surroundings, I am ready to create adventurous characters learning about themselves and the world around them. New and old global concerns, such as climate change and children’s self-esteem are burning in my creative process.