Volví a la universidad para estudiar salud pública y desarrollo internacional mientras trabajaba para organizaciones internacionales en lugares que nunca pensé que pisaría: Angola, Mauritania, Guatemala, México, Sri Lanka, Fiyi. Trabajar para mejorar la salud de las personas en países de bajos ingresos se convirtió en una pasión de vida y me dio el propósito que estaba buscando.
A medida que la vida avanzaba, me di cuenta de que un propósito de vida se puede alcanzar a través de formas inesperadas moldeadas por las circunstancias. Por ejemplo, en Guatemala, me adentré en la narración de historias y la escritura para niños/as y adolescentes. Desde el principio, mi escritura creativa se centró en compartir mensajes reflexivos con los/las jóvenes lectores inspirándome en las personas y lugares que enriquecían mis interacciones diarias. La narración de historias también contribuía a mi propósito.
Más tarde cuando me mudé a Sri Lanka, el tiempo entre mis trabajos de consultoría en me ayudó a percibir cómo las personas a mi alrededor (amigos, familia y compañeros de trabajo) reconocían mi habilidad innata para ofrecer empatía, escucha activa y retroalimentación significativa. En 2022, me embarqué aún más en este camino y más adelante me certifiqué como coach personal y profesional impulsada por el propósito de vida que parece haberme acompañado durante más tiempo: dejar un grano de arena… en algún lugar, de alguna manera.